A Veces No Avanzás, Porque Crecer Te Haría Soltar Demasiado

El crecimiento es una de esas palabras que suenan inspiradoras. Nos enseñan que avanzar siempre es lo mejor, que evolucionar es sinónimo de éxito. Sin embargo, hay un detalle que pocos mencionan: crecer duele. Y no porque el proceso en sí sea difícil, sino porque muchas veces crecer significa soltar, dejar atrás cosas, personas o incluso partes de uno mismo que ya no encajan en la nueva versión que estamos construyendo.

Tal vez llevás años en el mismo trabajo porque avanzar implicaría asumir más responsabilidades y perder la comodidad de lo conocido. Quizás evitás comprometerte con una nueva relación porque soltar la independencia a la que te acostumbraste te genera más miedo que ilusión. O puede que no te animes a emprender porque el precio del éxito podría ser alejarte de ciertas amistades o cambiar tu rutina por completo.

El costo de crecer

No siempre nos detenemos porque no tenemos las herramientas o la capacidad de avanzar. A veces, simplemente el precio de crecer nos parece demasiado alto. Nos preguntamos: ¿Y si suelto esto y después me arrepiento? ¿Y si lo nuevo no es tan bueno como lo que ya tengo? La incertidumbre pesa más que la posibilidad del éxito.

Pero la verdad es que, al aferrarnos a lo que ya no nos suma, nos estamos impidiendo conocer lo que realmente podríamos llegar a ser. Nos quedamos atrapados en la versión de nosotros que fue útil en el pasado, sin darnos cuenta de que ahora necesitamos algo más.

¿Cómo saber si estás frenando tu propio crecimiento?

Si últimamente sentís que estás estancado, que algo te frena pero no podés identificar qué, hacete estas preguntas:

1. ¿Sigo en este lugar porque realmente lo amo o solo porque me da seguridad?
2. ¿Tengo miedo de avanzar porque no sé qué viene después?
3. ¿Estoy priorizando mi bienestar o solo evitando incomodidad?

Si tus respuestas apuntan más al miedo que al deseo genuino, puede que estés aferrándote a algo que ya cumplió su ciclo en tu vida.

El cambio como oportunidad

Aceptar que crecer implica soltar no significa que sea fácil, pero sí necesario. Enfrentar el miedo y tomar decisiones alineadas con nuestro crecimiento personal nos permite abrir espacio para nuevas oportunidades, relaciones y experiencias que realmente nos potencien.

Dejar ir no es perder, es hacer espacio para lo que sigue. Y aunque soltar pueda parecer aterrador, lo que está del otro lado del crecimiento muchas veces supera cualquier expectativa.

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