Había una vez un emprendedor con un sueño: construir su propio negocio en línea. Pero, al principio, su sitio web era como una tienda en una calle vacía y desierta. El día que abrió sus puertas virtuales, apenas tenía algunos productos en los estantes. Miraba con ilusión la fachada, pero en su interior, la tienda se sentía vacía y silenciosa. No había clientes, no había miradas curiosas, solo él y su gran sueño. Sin embargo, sabía que todo negocio exitoso empieza con una semilla, y él estaba dispuesto a regar…
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