El crecimiento es una de esas palabras que suenan inspiradoras. Nos enseñan que avanzar siempre es lo mejor, que evolucionar es sinónimo de éxito. Sin embargo, hay un detalle que pocos mencionan: crecer duele. Y no porque el proceso en sí sea difícil, sino porque muchas veces crecer significa soltar, dejar atrás cosas, personas o incluso partes de uno mismo que ya no encajan en la nueva versión que estamos construyendo. Tal vez llevás años en el mismo trabajo porque avanzar implicaría asumir más responsabilidades y perder la comodidad de…
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